viernes, 14 de febrero de 2014

El templete del Corpus, de Domingo Sánchez Mesa. ¿Trasunto de la visión de Ezequiel?

Templete procesional
del Corpus
(Domingo Sánchez Mesa)

Artículo publicado en Programa de Fiestas de San Roque
Ildefonso Rueda Jándula

La necesidad del culto que fuera de la misa recibe la Eucaristía, motiva la preocupación de los fabricanos parroquiales por dotar de los objetos litúrgicos dignos del Santísimo Sacramento en las distintas parroquias, algo que es muy frecuente sobre todo donde la festividad del Corpus Christi se celebra con gran solemnidad. Arjonilla mantiene una larga tradición de devoción eucarística, que con el transcurrir del tiempo nos ha legado importantes testimonios artísticos, expresión visible de la fe, como el templete procesional que realizó D. Domingo Sánchez Mesa para la fiesta del Corpus. En este año que la Iglesia Católica dedica a la Eucaristía no debemos dejar pasar por alto la ocasión para difundir parte del importante patrimonio artístico que hemos recibido.

Las gestiones que realizó D. Luis Sotomayor García tras la guerra civil dotaron a la Parroquia de la Encarnación de un buen número de obras artísticas. En lo que se refiere a imaginería, destacan las obras de Domingo Sánchez Mesa, escultor granadino: San Roque, Inmaculada Concepción, Virgen del Rosario (destruida en el incendio de 1987), Jesús Nazareno, Virgen de los Dolores, Cristo yacente, Virgen de las Batallas, retablo de la capilla de la Virgen del Rosario y templete del Santísimo. Sobre el encargo de esta obra, se conservan cartas que Sánchez Mesa dirigió a D. Luis y en las que se puede ver la preocupación por los asuntos económicos y las buenas relaciones entre párroco y artista.

“Domingo Sánchez Mesa. Escultor. Ánimas, 7                                       
 Granada 6 de Noviembre de 1.944.
 Sr. D. Luis Sotomayor.  Arjonilla.

Muy Sr. mío y amigo: Enterado por sus cartas del fallecimiento de su querida hermana que p. d. le doy mi más sentido pésame; ya supongo lo afligido que le habrá dejado tan sensible pérdida. Ya recibí su última enterándome que la Virgen  llegó bien sin detrimentos gracias a Dios.

Le adjunto dos proyectos del trono para el Santísimo para que elijan; el nº 1 le he aumentado lo necesario para procesionarlo llevado por interior lo correspondiente al alumbrado serán candeleros de madera plateados instalados para luz eléctrica y el número de estos será el de veinte, irá dorado todo el trono, dorado con pan de oro fino de ley bruñido y mate a excepción del interior de la cúpula que será en oro imitación y pintados los planos, y la parte correspondiente al basamento llevará las molduras doradas y los fondos imitando a mármoles. Los respiraderos llevarán molduras labradas de fábrica y serán de cuenta de Vds. los encajes faldones y cordones la construcción del angarillón será desmontable y de fácil armadura, y su precio de construcción de diez mil pesetas mas los costos de embalaje.

El nº 2 consta de ocho columnas salomónicas con capiteles tallados todo dorado en igual que el modelo anterior el alumbrado costa de cuatro candelabros tallados y dorados cada uno con cinco luces eléctricas instalado convenientemente.

La parte de los respiraderos en igual forma que el anterior se entiende trono desde la flecha hacia arriba y su precio igual que el anterior o sea diez mil pts. Los angarillones constan de una armadura hasta descansar en el suelo.

Le ruego que una vez vistos y elegido devuelvan los proyectos y después les remitiré copia del elegido sin otra cosa por hoy y en espera de sus gratas noticias quedo de V. a M. a f. y ss. q. b. s. m. Domingo Sánchez.

El proyecto primero fue la obra elegida por D. Luis, quien verá el estreno del templete procesional en el año 1.945. De esta obra destacan las figuras de los ángeles y la fe que corona la cúpula dorada. En años posteriores se incorporarán las campanillas y flecos dorados, como complementos que aportan movimiento en consonancia con el estilo de la obra.

El templete representa toda una alegoría de exaltación eucarística, que cobra sentido nuevo si nos atrevemos a leer sus elementos iconográficos a la luz de la visión del profeta Ezequiel sobre la gloria de Dios. El texto dice lo siguiente:

Templete procesional del Corpus. (¿Octava?)
Visión del “carro de Yahvé”

“Yo miré: Había en el centro la figura de cuatro seres cuyo aspecto era el siguiente: tenían figura humana. Sus piernas eran rectas y la planta de sus pies era como la pezuña del buey y relucían como el fulgor del bronce bruñido. La forma de sus caras era un rostro humano, y los cuatro tenían cara de león a la derecha, los cuatro tenían cara de toro a la izquierda, y los cuatro tenían cara de águila.

Entre los seres había como brasas incandescentes, con aspecto de antorchas, que se movía entre los seres; el fuego despedía un resplandor.

Sobre las cabezas del ser había una forma de bóveda como de cristal resplandeciente, extendida por encima de sus cabezas, y bajo la bóveda sus alas estaban emparejadas una con otra. Por encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas, había como una piedra de zafiro en forma de trono, y sobre esta forma de trono, por encima, en lo más alto, una figura de apariencia humana.” 

Demasiadas coincidencias, sobre todo en cuanto al tetramorfos representado en la peana que contiene el templete para sostener la custodia, a lo que hay que añadir que esta visión ha sido un motivo más de representación para artistas y estudiosos como Villalpando quien dedicó una obra en el análisis de esta visión profética. Todo parece indicar que D. Domingo Sánchez Mesa bebió de las fuentes del antiguo testamento para dotar a su obra de una fundamentación teológica, ya que una de las ideas que se pueden leer en el pasaje es el de la “movilidad” espiritual de Yahvé, no vinculado al templo, sino que puede seguir a su pueblo hasta cuando han sufrido el destierro. De hecho, la misma procesión del Corpus viene a representar la peregrinación del cuerpo de la Iglesia, cuya cabeza es Cristo.

El templete en la carroza para la procesión eucarística
en la Fiesta de la Espiga del año 1959
Con motivo de la fiesta de la espiga de 1.959,  el templete fue instalado en una carroza sobre un camión propiedad de Manuel Blanco. En la fábrica de aceites del mismo, fue aderezado el carruaje con gladiolos de color naranja y blanco por Casilda Vera, Manolita Ramírez, Lola Albín, Juanito Ramírez y Carlos Castillo entre otros. Durante un año, Isabel Lara, “La Rompe” estuvo bordando un corporal en oro y lentejuelas para la nube que sostiene en el templete a la custodia. Con la oscuridad de la noche, el corporal fue colocado al revés, lo que ocasionó un grave disgusto a “La Rompe” al momento de iniciarse la procesión. El camión-carroza, conducido por Lucas Bejarano portaba un sillón y reclinatorio sobre el que rezó durante todo el recorrido el Obispo de la Diócesis, D. Félix Romero Mengíbar. La idea, que conectaba con los carruajes barrocos que integraban las comitivas de las entradas reales, artilugios efímeros, partió de D. Fernando Caballero que había conocido esta práctica en el Congreso Eucarístico de Barcelona. La cámara cinematográfica de Antonio de Jaén, pudo inmortalizar esta fiesta de la espiga y la grandiosa invención efímera de la que fue testigo esta obra de arte de nuestro patrimonio.