La investigación en los protocolos notariales, que abundan en testamentos, nos permiten obtener datos de la vida cotidiana de nuestros antepasados y reconstruir la historia de la gente poco importante, una de las corrientes de la nueva historia. Junto con las fórmulas iniciales que, según el escribano en cuestión, reiteraban en función de la religiosidad del testador, las mandas e inventarios de bienes nos permiten adentrarnos tanto en la mentalidad de la época como en su día a día.
El testamento(1) que María de Morales, vecina de Arjonilla de la calle Las Parras, realizó ante el escribano Alonso Rubio y García en el año 1727 es un documento que nos permite obtener variada información, acerca de una persona que debió estar llena de piedad devocional, ya que entre sus bienes se encontraban “dos arcas de madera la una grande y la otra pequeña. En la grande estan los vienes de Sr. Sn. Roque y en la pequeña los vienes de ntra. Sra. de la Conzepzion sita en el convento de ntro. Padre Sn. Francisco de esta dicha Villa”
Se trata de una mujer soltera, imbuida de profunda piedad, como se verá del contenido total del testamento, quien señaló por heredera de sus bienes a su propia Alma, lo cual está en el contexto de la piedad de la época, en la que los bienes personales se destinaban a sufragios de misas en cantidades proporcionales al patrimonio declarado. El dato de las dos arcas con los bienes de las imágenes de San Roque, patrono de Arjonilla, y de la Concepción, del convento franciscano de Santa Rosa de Viterbo, nos sitúan ante una “Camarera” de ambas imágenes, cuyos bienes custodiaba en su propia casa, tal y como es costumbre hasta el día de hoy. Estamos, ante una de las figuras que tenían relación con el culto al patrón San Roque, junto al mayordomo nombrado por el cabildo municipal.