Procesión del Corpus en Arjonilla a comienzos de los años cuarenta |
Artículo publicado por Ildefonso Rueda Jándula
en la revista "Al pie de la Parroquia de Arjonilla"
El
esplendor en las festividades del Corpus Christi de los tiempos barrocos había
mermado notablemente en la segunda mitad del siglo XVIII, si bien la monarquía
borbónica y el Consejo de Castilla habían reglamentado, al igual que lo
hicieron los Austrias, la asistencia obligatoria que el pueblo debía prestar al
Santísimo Sacramento en sus salidas de los templos, bien sea manifestado en la
Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo o en el viático de asistencia a los
enfermos. El movimiento ilustrado y el triunfo de la razón calaban poco a poco
en la ideología de la época, y así
los gobernantes municipales mostraban en ocasiones sus diferencias con respecto
al clero local.
El
14 de Junio de 1770, Arjonilla se disponía a vivir uno de los tres jueves del
año que según el dicho popular relucen más que el sol. El concejo de la Villa
acude con retraso a la manifestación de Jesús Sacramentado y el Clero comienza
el oficio sin la presencia de las autoridades municipales, hecho que es
interpretado por los regidores como un desaire a la justicia de la Villa. Una
vez terminado el Oficio Divino, el escribano comunicó a los mayordomos de las
Cofradías que conducían sus imágenes e insignias en la Magna Procesión, que el
Ayuntamiento había acordado prohibir esta asistencia bajo pena de cincuenta
ducados, y los Cofrades atemorizados, guardaron insignias e imágenes con lo que
hubo un gran escándalo entre la población. A raiz de los hechos, surge un
pleito conservado en el Archivo Histórico Diocesano, en el que los distintos
testigos narran con todo lujo de detalles lo sucedido en aquella mañana.
"Testimonio
el Br. Dn. Christobal de Castejón Prior de la Parroquial de esta Villa /.../
dijo que en el día catorze del corriente mes en que se celebró la festibidad de
nuestro Señor Sacramentado haviéndose dado a la hora acostumbrada los
tres signos de campanas para hacer señal a los Dibinos Oficios, con sus
interbalos correspondientes que el último signo fue después de las ocho de la
mañana de dicho día, del que haviéndose pasado otro largo interbalo salió el
clero de la Sacristía para manifestar a S.M. y estando en esta Ceremonia entró
en la Iglesia el Ayuntamiento de esta Villa, que se componía de los Señores
Alcaldes Don Miguel Talero por el Estado Noble, y Juan Escribano por el
General, Don Bernardo de Nabas, Don Roque Serrano y Don Alonso Sandín Rexidores,
Esteban de Mercado, Diputado del Común, Don Juan Alfonso del Río, Síndico
Personero y Manuel Nabarro Síndico Procurador de la Villa y Bartolomé Santos
Mérida, escribano de dicho Ayuntamiento, estos tres últimos individuos
comenzaron a quejarse, según tengo noticia de que se hubiese empezado a
descubrir a Su Majestad y aunque Don Bernardo de Nabas les recombino con el
Escándalo, nota que intentaban dar en un día tan grande, con las instancias que
hacían los tres referidos yndividuos sobre que la Villa se fuese, no pudo
conseguirlo, y se salieron de la Iglesia y volvieron a las Casas de su
Ayuntamiento, y haviéndose acabado de manifestar, se empezó tercia y concluida
salió el que dispone a cantar la misa, la que finalizada se formó la procesión,
como es costumbre en el Cuerpo de la Iglesia y puestas las Cofradías con sus
Imágenes en hombros, estandartes y nuestro Señor Sacramentado en medio de la
Iglesia, llegó a el testigo Don Bernardo Calmaestra Cura de ella, y le dijo
como el referido escribano había notificado a los hermanos mayores y
gobernadores de las Cofradías, providencia de la Real Justicia para que no
saliesen en la Procesión, bajo de la multa de cincuenta ducados /.../ no
obstante el deponente tuvo presente en aquella circusntancia la ley real que
manda bajo de pena a los fieles asistan a nuestro Señor Sacramentado quando
sale por las calles, no obstante por evitar los mayores escándalos/.../ también
porque les consta del testigo por experiencia que del pobre que no les obedece
después procuran buscarle modos para perseguirlos, respondió del mencionado
Cura que las Cofradías volviesen a poner las imágenes en sus sitios; después
llegó al deponente Pedro Pérez, gobernador de la Cofradía de Nuestra Señora del
Rosario, de la que es Mayordomo el nominado Manuel Navarro, uno de los motores
de este escándalo, y le hizo la misma propuesta de la notificación que le
havían hecho el mencionado escribano /.../ En este estado salió la procesión
con la Religión de Nuestro Padre San Francisco, su orden tercera y el clero, y
seis caballeros llevaron las varas del Palio, y siendo una de las paradas en
dicha procesión a las puertas de las Casas del Ayuntamiento se halló la novedad
de haber quitado el bufette que según costumbre ponía la Villa para la
colocación de Nuestro Señor Sacramentado, mientras se canta la Oración de Su
Majestad, por lo que se omitió esta parada, de lo que se siguió notabilísimo
escándalo de murmuraciones en el Pueblo, viendo que aún este debido culto
negaban a Su Majestad siendo de advertir que estaban en el Portal de dicha casa
los Individuos del Ayuntamiento viendo pasar la procesión, la que se hizo sin
disturbio ni alboroto y sin más nota que la que dió la Villa/.../ y
recombenidos por el deponente de la práctica que ha visto en dicha Iglesia en
catorce años que lleva de Parroco de ella de no tener seguridad la Villa en la
asistencia que hacen a las fiestas, porque unas veces llegan antes de
manifestar, otras después, y otras estando en tercia/.../ y así mismo declara
el testigo que la Villa no concurre a esta solemnidad como en los demás pueblos
con derechos de fiestas o con cera para la procesión o con otros costosos
cultos a nuestro Señor Sacramentado..."[1]
En
la exposición del Prior, aparece el nombre de Manuel Navarro como uno de los
causantes del escándalo, individuo que también fue el causante del pleito que en esta segunda mitad del
XVIII entablaron los Cofrades de la Virgen del Rosario, con sede en la
Parroquia, con los Cargos de la Soldadesca Mariana de la Virgen del Rosario que
está en la ermita de San Roque. Tambien podemos comprobar la asistencia de las
Cofradías con sus imágenes que conferiría a la procesión del Corpus un aspecto
de "cabalgata" o Procesión General. Veámos también la
declaración del organista Andrés Marchal.
"...haviéndose subido a el órgano empezó a
tocar algunos minués, en lo qual hubo de interbalo más de un cuarto de hora
hasta manifestar a S.M. y al tiempo de ir el Clero a hincarse de rodillas en el
Presviterio del Altar Mayor a dicho fin, vió el que depone entrar en la
mencionada Iglesia a el Ayuntamiento de esta Villa, el cual iba compuesto de
los individuos siguientes /.../ y aunque no vió a Don Miguel Talero, Alcalde
por el Estado Noble, a Juan Escribano que lo es por el general por estar
atendiendo entonces a el teclado y haber quitado la vista a la columna y pared
del Coro le consta muy bien que estos con aquellos entraron en la mencionada
Iglesia de quienes iba compuesto dicho Ayuntamiento, /.../ y bajando el Clero
al Coro a cantar tercia, vió igualmente se retiraba de la enunciada Iglesia el
nominado Ayuntamiento y a el dicho Manuel Navarro que iba haciendo ademanes con
los brazos y manos y haciéndosele al deponente mucha novedad preguntó a
diferentes personas la causa o motivo que havía tenido para ello y fue
respondido que por que no se les esperó para manifestar/.../ y haviéndose
concluido la misa mayor se empezaron a formar las Cofradías en el Cuerpo de la
Iglesia para la Procesión y estando ya los hermanos de ellas con las insignias
vió el deponente que Francisco
Brabo, ministro ordinario de esta Villa llamó a los Gobernadores de dichas
Cofradías y aunque no oyó a que asunto se dirijía dicha llamada, después
entendió y supo havía sido para hacerles saber providencia de dichos Señores
alcaldes a fin de que ni sacasen imagen ni insignia alguna en dicha Procesión
bajo de la multa de cinquenta ducados/.../ de lo qual noticioso el Prior de
dicha Iglesia ordenó por no dar motivo a maior escándalo que
dichas Cofradías se suspendiesen en no fuesen en la Procesión, la que salió con
la comunidad de San Francisco, su orden tercera y dicho Clero tan sólamente,
con cuya providencia de dicha Real Justicia y la que también dió de mandar
quitar la parada del Santísimo Sacramento que estaba puesta inmediata a las
Casas Capitulares de esta Villa, ha causado sumo dolor y sentimiento en ella
por haberle faltado al Santísimo Sacramento el culto que en los antecedentes
años se a dado a S.M. y estando el testigo el día quinze de dho. mes hablando
con Dn. Pedro Pastor hijo de Dn. Pedro Rejidor tocaron la combersación de lo
que havía acaecido el antecedente y le dijo como havía intentado Dn. Rafael
Jiménez, también Rejidor de esta Villa de haber multado a el relacionado Prior
en quinientos ducados, si sacaba la Procesión que quanto sabe y puede decir en
razón de lo que le ha sido preguntado..."
En
el mes de julio, varios regidores tuvieron que desplazarse hasta Jaén, dode
comparecerían ante el tribunal eclesiástico. En el cabildo del 3 de julio de
1770, se advirtió a los comisarios que debían poner de manifiesto las buenas
relaciones entre la Corporación y el clero local , relaciones que volverán a
tambalearse más de una vez antes de terminar el transcurso del siglo.