Ildefonso Rueda Jándula
Artículo publicado en
"Al pie de la Parroquia"
Si en Arjonilla preguntamos por la calle Roperos y Priores, los informantes nos llevarán hasta la calle Cristóbal Colón. Sin embargo, desconocen nuestros mayores que antiguamente (desde el siglo XVI), estos nombres se referían a calles distintas: Roperos para la actual Alonso Coello y Priores, para Cristóbal Colón. En mayo habíamos subido por la calle de las Parras y recorrido la del Cristo hasta desembocar en este mes de junio en Alonso Coello, una calle que ha llevado siempre el nombre de personajes ilustres ligados a la Historia de esta Villa, y que desde muy antiguo fue llamada Roperos, donde tuvieron solar los hijosdalgo más notorios, escenario de una de las escasas visitas de miembros de la familia Real a este pueblo y del acontecer cotidiano de nuestras gentes. De todo ello trata esta nueva entrega del ambiente histórico costumbrista de nuestras calles.
Artículo publicado en
"Al pie de la Parroquia"
Si en Arjonilla preguntamos por la calle Roperos y Priores, los informantes nos llevarán hasta la calle Cristóbal Colón. Sin embargo, desconocen nuestros mayores que antiguamente (desde el siglo XVI), estos nombres se referían a calles distintas: Roperos para la actual Alonso Coello y Priores, para Cristóbal Colón. En mayo habíamos subido por la calle de las Parras y recorrido la del Cristo hasta desembocar en este mes de junio en Alonso Coello, una calle que ha llevado siempre el nombre de personajes ilustres ligados a la Historia de esta Villa, y que desde muy antiguo fue llamada Roperos, donde tuvieron solar los hijosdalgo más notorios, escenario de una de las escasas visitas de miembros de la familia Real a este pueblo y del acontecer cotidiano de nuestras gentes. De todo ello trata esta nueva entrega del ambiente histórico costumbrista de nuestras calles.
Casa principal del Vizconde de los Villares.
Hacia 1.603, el pueblo llamaba a la calle Alonso Coello, como calle
"De la Ropera", aunque su título oficial era Calle Luis de Castilla, un
regidor del Ayuntamiento que alcanzó el título de alcalde de la Santa Hermandad
y ocupó los escaños del cabildo municipal en la primera mitad del siglo XVII.
El apellido Castilla, perteneciente a una familia nobliliaria, estaba poco extendido
en el Arjonilla de aquel tiempo. Precisamente en esta calle habitaba en 1751 el
presbítero Alfonso Gómez y Priego, a quien se había concedido la capellanía
fundada por Gonzalo de Castilla que le obligaba a pagar 49 misas rezadas sobre
varias tierras y olivos y una viña en el Albercón.
Sin embargo, el personaje más destacado que tenía solar en esta calle
durante la Edad Moderna (siglos XVI - XVIII) fue el Vizconde de los Villares,
Don Gabriel Ceballos Villegas y Villalbos, caballero del hábito de Santiago,
Señor y Vizconde de los Villares de Jaén, caballero veinticuatro de dicha
ciudad. La casa principal, en cuya fachada aflorarían los escudos del linaje
tenía su puerta orientada al sur, y lindaba con otras casas propias de la
Condesa de Cazalla, vecina de Jaén y con el vecino Esteban de Mercado. El
patrimonio inmueble de este individuo no se acababa aquí sino que poseía otras
casas en las calles La Plaza, Salas y Castillo, además de molinos de aceite en
la calle Molinos y Carrera de San Roque. Como bienes rústicos destacan varias
hazas de tierra de ruedo en la Calle Molinos, la Caleruela, los Barrancos, las
Vicentas, camino de la Haceña, Cañada de las Huertas y las Cantarerías, tierras de campiña en la Peñuela,
arroyo Arjonilla y Coquijo, y un total de 4.423 olivos repartidos en los sitios
de Las Vicentas, Camino de las Cruces, Valderramas, Esperilla, Arroyo
Ballesteros, Cañada el Gordo, Pozuelo, Los Naranjos, Camino de Lopera, Majuelo
de Parra, Cañada de Pedro Díaz, Cañada Honda, Valdezorras, Cañada de las Casillas, Peñuela, Cuatro Sendas,
Camino Porcuna, Senda de la Encina y Morisco.
Serrano Fernández de Córdoba
En la calle de los Priores, hoy Cristóbal Colón, el más destacado
vecino era D. Agustín Serrano y Valdivia, caballero hijodalgo que en 1751.
habitaba con la siguiente parentela, según declara el Catastro de Ensenada:
"Mi familia se reduce a Dª
Luisa María Fernández de Córdoba mi mujer de edad de cuarenta y cuatro
años. Dª Juana Francisca Daza de Torres mi madre de edad de sesenta y ocho
caños. D. Vicente Serrano Fernández de Córdoba mi hijo caballero hijodalgo de
edad diez y ocho años. Dª Vicenta Serrano Fernández de Córdoba mi hija de edad
de siete años. Sirvientes: Catalina Rosa de Soto vecina de esta Villa de edad
de diez y ocho años sirvienta para la asistencia de la familia, gana ciento y
diez reales cada año. Anselma Salustiana vecina de esta Villa de edad de diez y
siete años sirvienta para la cocina, gana ciento y diez reales cada año. Manuel
de Moya vecino de esta Villa de edad de once años sirviente en el ejercicio de
mandadero, gana sesenta y seis reales cada año".
El solar familiar queda descrito de la siguiente manera: "Poseo
unas casas principales en que habito en la calle Priores de esta Villa linde
por la parte de arriba con casas de Don Fernando Jiménez de Soto y por la de
abajo con casas de Luis Manuel Gómez, donde se incluyen una sala y tres cuartos
principales bajos, otros dos que sirven de oficinas, un sótano con su bodega
con algunos vasos, otros tres cuartos principales, dos cocinas y otros dos que
sirven de oficinas en alto, un patio, en él un cuerpo cubierto con su pozo y su
corral con su caballeriza". Del resto de sus bienes declarados en el
Catastro, destaca un molino de aceite que por la descripción catastral podemos
localizar en la antigua cooperativa San José: "Un molino de aceite en el
sitio y carrera de San Roque distante doscientos pasos de esta Villa linde por
levante con hazuela de Don Pedro Pastor por poniente con molino de Don Lope
Jiménez, por el sur con hazuela que en aquel sitio poseo y por el norte hace
frente a la ermita de Señor San Roque".
Coello de Portugal
En 1927, la calle Priores es rotulada por el Ayuntamiento como Yanguas
Messías y anteriormente la calle Roperos, o Luis de Castilla, había sido
dedicada en 1901 a Don Alonso Coello en agradecimiento por las concesiones de
la Casa Real para con este pueblo. Los Coello de Portugal habían iniciado su
rama familiar giennense con Don Gómez Fernández Coello, y llegan hasta
Arjonilla mediante la unión con los Serrano Contreras. Esta es la evolución del
linaje desde el primer contacto matrimonial de los Coello con otras familias
nobles de Arjonilla:
1.- D. Alonso Coello de
Portugal Arquellada, Señor de Pozo Ancho y Dª Melchora Serrano Contreras.
2.- D. José Coello de
Portugal Serrano y Dª Francisca de Góngora y Coello.
3. -D. Alonso Coello de
Portugal y Góngora y Dª María Dolores Ceballos y Hierro (1ª esposa) y Dª Ana
Margarita Ramírez y Uribe (2ª esposa)
4.- D. José Ignacio Coello
de Portugal y Ramírez, y Dª María de los Dolores Contreras y Aranda.
5.- D. Alonso Coello de
Portugal y Contreras, Primer Conde de Pozo Ancho, y Dª María Mercedes Pérez del
Pulgar y Fernández de Córdoba.
Las primeras noticias
documentales de la vivienda de los Coello de Portugal en la calle Roperos,
proceden de 1880, si bien presumimos el establecimiento de esta familia en
Arjonilla desde el siglo XVIII. Don José Ignacio Coello de Portugal y Ramírez
de Arellano, casado con Dª María de los Dolores Contreras y Aranda poseía
varias casas en la Calle Roperos, Corredera, Santiago y Mercado pertenecientes
"al mayorazgo fundado con sus agregaciones por D. Alonso Serrano, que
poseyó el Sr. D. Alonso Coello y Góngora, padre del Excmo. Sr. Don José Ignacio"
Queda por tanto claro que la estancia de los Coello en Arjonilla se debió por
su unión con los Serrano. En memoria de un hijo de Don José Ignacio, Don Alonso Coello, el primer conde
de Pozo Ancho, quedará para siempre rotulada esta calle, en agradecimiento por
sus gestiones en la escuela de párvulos que costeaba la infanta Dª Isabel
Francisca de Borbón, "La Chata". Desde el palacio de La Granja, el
secretario tesorero de la Infanta, enviaba la siguiente carta al Ayuntamiento
de Arjonilla en 1914:
“Su Alteza Real la
Serenísima Señora infanta Dª. Isabel, enterada del atento oficio que se ha
servido V.S. dirigirme como presidente del Ayuntamiento de Arjonilla, me ordena
que en su nombre le envíe así como a ese Ayuntamiento las más expresivas
gracias por el acuerdo tomado de dar a la Plaza de la Constitución de esa Villa
su nombre de “Plaza de la Infanta Isabel” con la cual S.A.R. ha quedado muy
satisfecha y reconocida a este Ayuntamiento por su atención y prueba plena de
su adhesión y afecto a su Real persona. En cuanto a mí, también espero reciba
ese Ayuntamiento la expresión más sincera de mi reconocimiento por el honor
inmerecido que me ha concedido al acordar cambiar el nombre de la calle Luis de
Castilla por el mío, llamándola “Calle de Alonso Coello”; con lo que me
considero muy honrado y obligado a esa Villa por la que tengo especial
predilección para que de mi inutilidad disponga como tenga por conveniente.
Dios guarde a V.S. muchos años".
En la década siguiente, la
Infanta Isabel Francisca, saludaba al pueblo de Arjonilla, desde el balcón de
la casa de los Coello de Portugal en esta calle, que tuvo el privilegio de
acoger por unos días a uno de los miembros de la Familia Real más queridos por
el pueblo español, hechos de los que aún queda memoria entre nuestros mayores.
Espero que con estas breves pinceladas, conozcamos algo más sobre la familia
Coello de Portugal, aparte de la popular historia del grupo de criadas que una
noche de San Antón decidieran
saltar las candelas.
Entre los oficios y el
anecdotario
Hasta la guerra civil, en
la calle Priores estuvo la farmacia de D. Leonardo Guzmán Sotomayor, ya que con
posterioridad, se unió a la de D. Ángel García Lara. Otro de los
establecimientos ligados a la historia popular de esta calle fue el comercio de
tejidos instalado por el valenciano "Leonardico", traspasado a Manuel
Bernal. Frente a la casa de los Coello, Manuel Cuesta Pérez tenía el obrador de
calzado, donde en cierta ocasión ocurrió la siguiente anécdota.
Uno de los aprendices de
zapatero llamado Pepe, fue enviado por el resto de la plantilla de aprendices y
zapateros a cambiar el agua de la pileta donde enfriaban el cerote. El
aprendiz, sacó la pileta al patio para llenarla de nuevo con agua del pozo, y
una vez que el cubo había subido a la altura del brocal, se rompió la soga y
cayó al fondo del pozo con un gran zumbido que pudieron oír los aprendices
desde la zapatería. Mientras, a Pepe se le ocurrió ir a casa de la vecina por
unos garabatos de hierro para sacar el cubo. Con la tardanza, los zapateros
comienzan a preguntarse qué podía haber ocurrido, a lo que alguien respondió
que se había oído un gran ruido. Inmediatamente se levantaron de la mesa de
trabajo y se dirigieron al pozo, comprobando que allí no estaba Pepe, ni el
cubo. En esos momentos, Pepe y la vecina habían subido a la cámara a buscar los
garabatos y desde la ventana de la cámara podía oirse lo que en el patio vecino
estaba ocurriendo. Los zapateros exclaman: ¡Pepe¡, ¡Pepe¡, y el aprendiz, desde
la cámara responde: ¡ Aquí estoy¡, y creyendo los otros que había respondido
desde dentro del pozo, contestó uno de ellos: ¡Cierra la boca que te vas a
ahogar¡. En esto que varios muchachos comienzan a atarse la soga del pozo a la
cintura, y cuando comienzan a bajar para sacar al muchacho del pozo, aparece
Pepe por la puerta del patio con los garabatos en la mano, que casi tiene que
soltarlos y echar a correr ante las iras de sus compañeros de oficio. En fin,
cosas de esta Arjonilla nuestra que continuaremos el mes que viene.