Ildefonso Rueda Jándula
Artículo publicado en la revista
"Al pie de la Parroquia"
Nuestro pueblo celebraba el día 8 de
Septiembre una feria, en la que se comerciaba excepcionalmente, al igual que en
otras localidades de nuestra comarca que aún conservan la parte lúdica de esta afluencia de arrieros y
marchantes. Una singularidad de esta feria era su característica de “franca”,
llamadas así en lo antiguo a las ferias y mercados que tenían el privilegio de
no pagar alcabalas (impuestos u otros derechos), peculiaridad que hacía más
atrayente la concurrencia de los feriantes.
El Ayuntamiento tenía que pagar la “veintena”
o impuesto del veinte por ciento, sobre los bienes de propios, desembolso que
se registra en los libros de cuentas y que ahora ha permitido conocer la
existencia de esta feria. Tan solo hay constancia de esta celebración entre los
años 1.594 y 1.597:
Cuenta de 26-1-1595.- “... mas se le pasan en quenta mill maravedís
que pareze pagó a Pedro Alonso Blanco por rraçon de la veintena de la feria de
dicho año... “
Cuenta de 16-8-1596.- “ ... que pagó a Diego Ximénez Hidalgo por libranza de veinte y
cinco de henero deste año treinta y tres rreales porque no cobrase los derechos
de veintena en la feria franca de ocho de septiembre que en esta Villa se haze
...”
Cuenta de 11-7-1597.- “... que por librança del dicho qº. de honze de setienbre del dicho
año pago a Diego Ximénez Hidalgo tres ducados que hubo de haver de la beyntena
que le pudo pertenecer en la feria franca que en esta Villa se haze por nuestra
Señora de setiembre...”
Cuenta 30-8-1598.- “... que por libranza del dicho concejo de ocho de septiembre del
dicho año pago a Cristóbal Berdejo arrendador de la renta de la veintena de
esta Villa mil maravedis que ubo de aver por raçon de la veyntena de lo que se
compró y vendio en esta Villa por la feria franca del día de nuestra Señora de
Setiembre... “
En las dos últimas cuentas se precisa la
festividad religiosa del 8 de Septiembre, día en el que se celebra la Natividad
de la Virgen María, lo que nos puede llevar a una reflexión algo atrevida, no
exenta de crítica:
1.- Para los judíos que se convirtieron al
catolicismo y tuvieron que convivir en la sociedad de los primeros siglos de la
Edad Moderna, el culto a determinadas advocaciones de la Virgen María fue uno
de los nexos entre la religión judía y la cristiana. María, la Madre del
Salvador, guardaba como judía los preceptos de su religión, principalmente en
los momentos más importantes: Su nacimiento bajo el ritual judío ( festejado el
8 de Septiembre ) y la Purificación, ( 2 de Febrero ) otro rito israelita que
las mujeres debían cumplir a los cuarenta días de dar a luz un hijo. Estas
festividades y otras ( Santa Ana -la abuela- por ejemplo ), eran muy del gusto
de los jueo-conversos que participaban así de las prácticas cristianas.
2.- La existencia de un núcleo considerable ( o comunidad ) de judeoconversos en
nuestro pueblo, según opina la profesora doctora en Historia Moderna María A.
Bel Bravo, especialista en este
tema, quien ha visto comunidades importantes en Arjona y Arjonilla. Sobre este
particular, yo mismo he podido
constatar en algunos protocolos notariales en los que aparecen individuos
calificados de “cristianos nuevos” cómo estos se dedican al comercio del aceite
y realizan préstamos incluso al concejo de la Villa.
3.- La coincidencia de la celebración de la
feria con la festividad de la Natividad y la participación asegurada en los
tratos de los judeo-conversos, no concluyen decisivamente pero permiten
hacernos pensar, y valga la expresión, que entre estos “cristianos nuevos” algo
se estaba cociendo.