domingo, 26 de julio de 2015

Retazos para la Historia de la desaparecida ermita de Nuestra Señora de los Reyes: La Reina Isabel II, el Obispo y el santero

Reconstrucción idealizada de la ermita de Ntra. Sra.
de los Reyes en Arjonilla. Por Antonio Custodio López García
Artículo publicado en el programa de Fiestas de San Roque. Arjonilla 2015.
Ildefonso Rueda Jándula


De entre las ermitas que se fundaron entre los siglos XVI y XVII en nuestra localidad sucumbieron al paso de los siglos Santa Catalina en el castillo, San Sebastián (Santa Ana), Santa Brígida, San Cristóbal (Santo) y Nuestra Señora de los Reyes. Para quienes vivimos la infancia en las calles más próximas, “Los reyes” era un espacio donde retirarse para jugar sin molestar a los vecinos y, remontándonos al pasado de nuestros abuelos, donde la chiquillería acudía en la tarde del 5 de enero en espera de los Reyes Magos, para regresar después a sus casas y encontrarse con un puñado de caramelos -no todos podían decir lo mismo- en los tiempos en los que un solo caramelo se convertía en todo un festejo.

La primera noticia histórica sobre la devoción a Nuestra Señora de los Reyes en Arjonilla data de 1.634, cuando Diego Morales Pulido deja en su testamento un ducado de limosna a su Cofradía. Por el mismo tiempo, Doña María de Morales fundaba el hospitalillo de Jesús Nazareno y su ermita a través de su testamento. Además de esta donación, Doña María de Morales dotó a la Cofradía del Santísimo Sacramento de un censo de 18.700 maravedís de principal, sobre una casa en la calle San Roque, linde con casas de Ana López, viuda de Francisco Zamora y solar de la Iglesia “que fundaba la Cofradía de Nuestra Señora de los Reyes”, información que nos proporciona el Catastro de Ensenada un siglo más tarde. 

Esto quiere decir, que al tiempo de imponer el censo a favor de la Cofradía del Santísimo Sacramento (hacia 1.630), la futura ermita era todavía un solar en el que la Cofradía de Nuestra Señora de los Reyes construiría su pequeña ermita, posiblemente con donativos particulares como la donación testamentaria de Diego Morales. Otros datos, que nos acercan a la Historia de esta ermita, refieren que en 1676, ante las noticias de peste en Cartagena, se cierra la Villa con puertas, para guardarse del contagio, una de las cuales estuvo junto a la ermita de los Reyes. 

Según los testimonios orales, esta ermita era pequeña con el fin de albergar a la imagen de la Virgen, de vestir, también en pequeño tamaño. Como lugar de culto, también fue utilizado para enterramiento, y así lo dispone Juliana Vela en su testamento de 1815. Dentro de los bienes patrimoniales del Ayuntamiento, en 1890 aparece la ermita de los Reyes, con un valor de 500 pesetas, y diez años más tarde es reconocida por el maestro de obras de la Villa, Martín Carmona, por su situación ruinosa, según la siguiente declaración: ”El que suscribe perito alarife de esta Villa de Arjonilla certifico que por orden de Dn. Rafael Martínez Sánchez  he pasado a reconocer la ermita los Reyes por lo que veo está ruinosa la pared que da a la calle Llana y el frente de la puerta de la Iglesia que da a la carrera S. Roque por lo que doy el presente que firmo en Arjonilla a cinco de Marzo de mil novecientos uno“. fdo. Martín Carmona.

Hasta aquí, estos datos que ofrezco, pueden obtenerse del articulo que publiqué en “Al pie de pa Parroquia”, titulado: “Nuestras calles: De los Reyes a los Arcos de la Avenida”. Recientemente, entre la Correspondencia procedente de Arjonilla y conservada en el Archivo Histórico Diocesano de Jaén, he obtenido el memorial que Antonio Mercado, santero de la ermita, dirigió al Obispo de Jaén, D. Andrés Rosales Muñoz, en 1861, y que dice así:  

“Excmo, e Yltmo. Sr. Obispo. Antonio Mercado, Santero de la hermita de los Santos Reyes de Arjonilla, a V.E.Y. hace presente: Que va a cumplir once años de Santero en dha. hermita, y en este tiempo a hecho los reparos y redificado dha. hermita, en todo lo que sus reducidos esfuerzos y pocos posibles ha podido, hasta conseguir ponerla al nibel de las mejores de su clase. Esto Exmo. Sr. todo lo hago movido de mis sentimientos religiosos y ahora a V.E.Y Suplico, que teniendo en consideración mis ideas y sentimientos, se sirva si lo cree combeniente el darme una estabilidad en dho. cargo de Santero sin que pueda ser relebado de este cargo sin una causa de las que imposibilitan a los hombres egercer cargos o destinos. Por lo tanto A.V.Y. Pido esta gracia, que no dudo me será concedida, mucho más hoy que con mas fervor estoy emprendiendo obras de consideración cual es el poner puertas nuevas a la hermita para lo cual estoy haciendo mil sacrificios, y sin la limosna de los fieles, no me es posible poder concluir, esta gracia que no dudo merecer de V.E.Y. de asegurarme en mi posesión mientras inbista, le será reconocida y obligado quien pide a Dios conserbe su vida largos años. Arjonilla 28 de Noviembre de 1861. Firmado: Antonio Mercado. 

La casa “santería” que solían tener las ermitas, cumplía una función social, de dar cobijo a personas, encargadas del mantenimiento de unos edificios, que a causa de la desamortización de bienes eclesiásticos de la primera mitad del siglo XIX se vieron privados de las rentas con las que se costeaban las obras de reparación. La respuesta del Obispo a tal petición, según figura en el documento, en una referencia marginal, dice: “S.E.Y dijo le tuvieran presentes estos servicios para cuando haya lugar”. Una resolución indefinida, que motivó que el santero no cesara en su empeño, y al año siguiente, aprovechando la visita a Andalucía que en 1862 realizaba la Reina Isabel II, se dirigiera a la ciudad de Bailén para entregarle en mano un memorial de los esfuerzos realizados en beneficio de la ermita arjonillera:

Excmo. e Ylustrisimo Sr. Obispo de esta Diócesis Jaén. Antonio Mercado natural y vecino de la villa de Arjonilla, Santero de la hermita de los Santos Reyes de dha. Villa a V.E.Y. con todo respeto y sumisión espone: Que enterada S.M. la Reyna nuestra Señora (Q.D.G.) a su regreso para la corte, en la ciudad de Baylén, del celo y actividad del esponente por la conservación de dicha hermita, a costa de muchos sacrificios y penalidades, y satisfecha de varios documentos que tube el honor de poner en sus reales manos, me ofreció sería recompensado: ahora vien Excmo. Sr. ¿quién mejor que V.E.Y. podrá alcanzar la gracia que solicito y que S.M. me ofreció? Esta es sencilla, poca, pobre, no pido mas que la propiedad de Santero, en repetida hermita, sin ser relebado de este cargo a no ser por aquellas causas que imposibilitan las leyes a todo español. V.E.Y. puede tomar informes del estado de la hermita, de la inversión de las limosnas, y será una satisfacción para quien tiene el honor de ponerse a sus pies. Por lo tanto, A.V.E.Y suplica me conceda esta gracia bien por su mano, que me sería muy digno, y en caso contrario esperar a el recurso de S.M. Gracia que no dudo merecer de la acreditada benignidad de V.E.Y. a quien ruego a Dios conserbe su vida largos y dilatados años. Arjonilla y Diciembre 8 de 1862. A rruego del exponente, Fdo: José González.


Llama la atención la insistencia de este santero en su empeño por perpetuarse en la vivienda y asistencia a la ermita, que en 1931 acogería la escuela de D. Alfonso Lara, en 1936 sería comprada por el Ayuntamiento al Párroco D. Francisco Morales Vera, y que, finalmente en 1937 fue demolida por acuerdo municipal ante la ruina amenazante de sus muros.