Ermita de Santiago, hoy ya conocida más como "Virgen de la Cabeza" |
Ildefonso Rueda Jándula
UNA ERMITA CARGADA DE HISTORIA.
Desde principios del siglo
XVI, el Hospital de Santiago ofrecía un servicio asistencial para los enfermos
de la Villa, y cobijo para los transeúntes. Al mismo tiempo, la Cofradía de
Santiago tenía entre sus normas costear el viaje de los enfermos de otros
lugares hasta sus localidades de origen. Sin embargo, la ermita dedicada a este
Santo, junto al Hospital será una construcción de la segunda mitad del siglo
XVI, en la que participa el cabildo municipal costeando las obras de la
espadaña.
La ermita de Santiago,
estaba asociada al Hospital, desde el patronato que controlaba los bienes de
esta fundación pía, y al Concejo o Ayuntamiento, que en algunas ocasiones
celebraba los cabildos en la misma ermita. Sin lugar a dudas, el que nos haya
llegado en perfecto estado el artesonado mudéjar que cubre el interior de la
ermita se debe a que desde el caudal del patronato "Hospital de
Santiago", se realizaban las oportunas reparaciones que han favorecido su
conservación. Este mismo tipo de techumbre tuvieron otras ermitas como La
Soledad o San Roque (?), aunque la suerte de éstas fue bien distinta.
Con anterioridad a la
construcción de la ermita, la Cofradía de Santiago tenía la obligación de
reparar la ermita de San Sebastián, que posteriormente se denominó Santa Ana.
Estas tres devociones se unen, y así configuran la Cofradía de Santiago, San
Sebastián y Nuestra Señora, según el documento siguiente perteneciente al año
1.569: "Hicieron
parecer ante sí a Jerónimo de Lara mayordomo de la Cofradía de Señor Santiago
desta villa e de nuestra Señora e San Sebastián y se le mando exsibir los
libros que tiene la dicha Cofradía para aver lo que en ellos esta el qual
esibió dos libros uno de Cofrades e otro de quentas de la dicha Cofradía e
çiertas hordenanças de los quales es el uno de marca mayor angosto donde estan
escriptos los cofrades e cofradas questan en esta cofradía a tres reales cada
una cofrada e paresçe que las dichas hordenanças no están fermadas ni
confirmadas de persona alguna... Otro libro de las quentas e paresçe ques a dos
de mayo deste presente año tomó quenta el licenciado Villalvos provisor en
nombre de su señoría del Obispo de Jaén de la renta desta Cofradía y montó el
cargo que le hizo treynta e nueve myll e quatroçientos e zinquenta e quatro
maravedís de renta de censos y de entradas de cofrades y alquiles de çera y de
las limosnas que se an fecho y de alquiles de çera y ... mayordomo dio de
descargo veynte myll quinientos e quarenta e tres maravedis en çera que a
comprado y fiestas que a fecho e susidio que a pagado y llevar de proves
salario de enterrador y de un çetro que conpro e de un çenso que dio a
Francisco Barrera de doze ducados por manera que quedo e fincó alcançado el
dicho mayordomo en diez y ocho mill e nueveçientos y honze maravedís. Tiene
esta Cofradía quarenta e tantas myll mrs. De çenso principales en diez
escripturas para de la renta e el comprar çera ... salario a la cofradía como
se lleva de proves e reparo del ospital y ermita de San Sivastian Alonso de
Lara Alonso Barrera Alonso de Aguylar Martín de Nicuesa."
Ménsula del coro alto de la ermita |
Artesonado mudéjar en el interior de la ermita |
ENTRE LA CÁRCEL Y LA CASA DE LAS ALDABAS
Se decía de la casa de las Aldabas, que todos los que eran perseguidos
podían acogerse a la justicia, agarrándose a una de estas aldabas, según
manifestaba Pedro Albín. A falta de más datos que demuestren la función de esta
conocida casa, cabe la posibilidad de pensar que la casa de las Aldabas
acogiera un edificio de carácter municipal, aunque esto es poco probable. Sobre
las aldabas, en relación con la justicia, sí puedo indicar que en Arjonilla el
lugar concreto que representaba la jurisdicción real se llamaba
"Argolla". En otros lugares, era un "rollo", donde
se escarmentaba públicamente a los malhechores. Si es cierto, que próxima a la
casa de las aldabas estaba la cárcel, en el número 6 de la calle Santiago,
donde a veces se exponían los miembros mutilados de los condenados. En una
ocasión, un vecino fue condenado a muerte y su cabeza fue expuesta en una jaula
de hierro, que en su parte inferior tenía dos púas donde los ejecutores de la
sentencia clavaron las manos del criminal. La jaula se expuso públicamente en
la fachada de la cárcel.
Casa "de las aldabas". Fotograma del film dedicado a Arjonilla por Antonio de Jaén en 1959 Capturado por Alfonso Rueda Nevado |
En 1826, la fuga del preso
Diego Caballero Velasco, es contada así por el alcaide de la cárcel: "Esta misma noche y a la hora que fue
a dar cuenta a su merced le suplicó el preso Diego Caballero Velasco, lo sacase
fuera del calabozo y al portal de la cárcel donde cenarían juntos; en efecto lo
hizo así y apenas se había sentado en la mesa cuando le dijo, Antonio ¿tiene
usted para echar un cigarro? le contestó que no y entonces el Diego manifestó
que iba a pedirle un cigarrillo a Juan García, uno de los presos que estaban
dentro del calabozo y al tiempo de salir el Diego Caballero de pedir dicho
cigarrillo, se tiró de la puerta de dicho calabozo y se quedó echado el
rastrillo y se arrojó al declarante con una navaja en la mano diciendo, Carajo,
ya llegó esto, saca la llave de la puerta esa (que es la de en medio) y ábreme,
y aunque trató de resistirlo, le dijo abriese pronto y de lo contrario lo
mataba, y lo llevó asido del pescuezo abrió la puerta y le hizo meterse en el
corral para irse dicho preso y en cuanto pudo escapar el que declara acudió al
momento a dar parte a su merced de la ocurrencia.". Un vecino, Juan de
Arroyo, fue testigo de la huida: "que
la noche que se verificó la fuga del dicho salía de su casa que está un poco
más abajo de la cárcel y vio un hombre en ropas menores que bajaba corriendo a
cuanto podía a quien no conoció y dando algunos tropezones cosa que le llamó la
atención y preguntó a una vecina si había conocido al que iba corriendo y le
contestó que no, y al pasar por la puerta de la cárcel vio que salía el
Ministro Antonio Escusa diciendo el preso, Diego se va, pero éste iría ya al
menos por la casa que nombran de las aldabas que hay de distancia de la cárcel
como un tiro largo de munición y se paró el declarante a enterarse de la
ocurrencia en la puerta de dicha cárcel y a poco llegó el Señor Alcalde y
escribano presentes”
La cárcel fue uno de los edificios del patrimonio municipal que se
enajena en 1.925, por venta a Francisco Marchal Gómez, en cantidad de 6.200
pesetas. En junio de 1.936 el nombre de la calle experimenta su único cambio a
lo largo de la Historia, pasando a llamarse calle de Luis Carlos Prestes. El
mismo día, los gobernantes municipales solicitan el nombramiento de Luis Carlos
Prestes como ciudadano de honor, "en símbolo de paz, contra el imperialismo".
CON NOMBRES Y APELLIDOS
Entre las personas que vivieron en la Calle Santiago podemos citar
personajes de renombre al matrimonio Francisco García de Aguilar e Isabel Ruiz,
que en 1.633 realizan testamento por el que hacen donación de su casa, en la
plazuela de Santiago, a la Cofradía de la Virgen del Rosario, con la obligación
de una fiesta solemne cada 7 de octubre. Poseían como esclavas a Ana, y una
hija de ésta, llamada Eufrasia, y a las dos les conceden la libertad.
En el siglo XVIII, el cura Don Bernardo Antonio Calmaestra compra un
solar lindero con casas de Francisco Serrano Moreno y Juan de Mestanza. El
solar es un rincón de corral de otras casas "Y en su extensión todos los granados de dicho corral con los que se
celebra esta venta atento a reparar varios perjuicios a dicho Señor comprador
como son entre otros la rebalsa de las aguas que se hace por la parte de dicho
extremo con que rebase los cimientos de dicho corral y sólo se evitan con la
incorporación de uno y otro conque si desvanece la figura de la situación en
corto terreno que les ocasiona"
Algo que nunca ha cambiado de la plazuela de Santiago, es su carácter
comercial. Desde que en el siglo XVI, las carnicerías abastecían a la población
desde este lugar, distintos comercios han perdurado, conservando esa tradición
que la confiere como plaza menor de mercaderías. La "Comercial Velo"
frente a la tienda de Calatrava eran dos recordados establecimientos. Hoy, en
la casa que hace esquina, donde estrecha la calle que nos conduce al pilar hay
un autoservicio de comestibles "Virgen
de la Cabeza", que antes fue la tienda de "Trabajitos" con
posterioridad a la sastrería de Juan José Criado, quien protagonizó el famoso
episodio del médico Don Manuel Fernández Alonso.
EL MILAGRO DE LA VIRGEN DE LA
CABEZA
Cuentan que este doctor visitaba a los enfermos en coche de caballos y
en cierta ocasión que bajaba la calle Santiago, se desbocó un caballo, no
pudiendo hacer nada por detenerlo. El sastre, que desde su establecimiento vio
lo ocurrido no dudó un momento y se echó a la calle para cubrir la cabeza del
caballo con un paño, en la misma angostura de la calle. Las súplicas del médico
durante este trance dirigidas a la Virgen de la Cabeza, dieron su fruto y el médico
salvó la vida, por lo que según nos cuentan, donó una nueva imagen de la Virgen
de la Cabeza, para quedarse con la antigua, que le había dispensado el milagro.
La antigua imagen, llevada por las hijas del médico a la ciudad de Málaga se
salvó de la guerra civil, que una vez finalizada, vuelve a su ermita de
Santiago, a su calle, para salir por la puerta de alfiz bajo la espadaña de una
campana, la más alegre de la Villa, que nos recuerda los sones de aquellas en
lo más agreste de la Sierra Morena.