miércoles, 12 de noviembre de 2014

El terremoto de Lisboa de 1755 en Arjonilla

"Se hizo esta obra a debocion de Dª. Ana Bernarda Giménez
y Ramírez de Valenzuela siendo Párroco D. José M. Jácome
y Alcalde D. Juan Jácome y maestro fue Manuel Gómez"
(obras de la ermita de la Soledad a finales del s. XIX.
Anteriormente había quedado destruida a causa del
terremoto de Lisboa de 1755)

Ildefonso Rueda Jándula

El día de Todos los Santos, 1 de Noviembre de 1755, sobre la hora de Misa mayor, ocurrió el conocidísimo terremoto “de Lisboa”, con víctimas en Portugal, España y Norte de África y cuantiosos daños materiales. Este importante suceso dio lugar a numerosos escritos y publicaciones, poemas, sermones y ensayos filosóficos y científicos sobre la repercusión en la mentalidad de las gentes.

El epicentro del terremoto estuvo en el Océano Atlántico, a varios cientos de kilómetros del Cabo San Vicente, si bien por los mayores daños a causa sobre todo, del incendio que se generó, este gran seísimo vino a denominarse “terremoto de Lisboa”l El rey de España, Fernando VI, que había percibido el temblor en el Monasterio de San Lorenzo del Escorial y que se desplazó inmediatamente a Madrid, ordenó llevar a cabo una información de todo lo acontecido en España a causa del terremoto. Los datos se canalizaron mediante una encuesta que dirigía el Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, cargo que ostentaba a la sazón, el Obispo de Cartagena, a todos los pueblos, con las siguientes preguntas: 

¿Se sintió el terremoto? 
¿A qué hora? 
¿Qué tiempo duró?
¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes y ríos? 
¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas? 
¿Han resultado muertes o heridas en personas y animales? 
¿Ocurrió otra cosa notable? 
Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?

Toda esta documentación quedó conservada en el Archivo Histórico Nacional, y la transcripción de la encuesta enviada por algunas localidades se encuentra, como es el caso de Arjonilla, publicada en el estudio de Manuel Martínez Solares, base para esta breve reseña de lo acontecido en Arjonilla en aquel 1 de Noviembre de 1755.(1) El Documento dice así:


Relación verídica del terremoto en 1º de noviembre de 1755.

En esta villa de Arxonilla (Reino de Jaén, y seis leguas a Poniente distante de su Capital), habiendo pasado los tres últimos días del mes de octubre, cuyas noches fueron igualmente serenas, amaneció el primero de noviembre el Sol con extraña palidez.

Corrió la mañana toda un aire frío y seco entre Oriente y Norte, cuando a las nueve y media, con poca diferencia, se sintió un ruido extraño y, aunque algunos lo pensaren carruaje, otros lo concluyeron terremoto.

Duraría siete minutos el rumor, sin movimiento demasiadamente sensible, a cuyo tiempo acompañaron el movimiento al rumor, se estremecieron en tal conformidad los edificios y, especialmente, la Iglesia, que, asustado el concurso, desampararon el templo.

El impulso primero fue una repulsión y gravidación [sic] formando un movimiento sursum i de orsum. Como se notó en las lámparas, que subían por la repulsión y por la gravitación bajaban, no se notó, por entonces, otro movimiento a causa de la turbación y falta de libertad; pero, observadas luego las ruinas, se notó muy distinguida variación en el impulso, moviéndose la tierra con una especie de movimiento de vibración de Austro al Norte, concibiéndose el eje de ese movimiento en el plano de vertical primario y perpendicular al eje de[l] mundo.
Sobre esta observación, nos certificaron las ruinas todas, pues las paredes australes y septentrionales se desprendieron y soltaron de las orientales y occidentales.

Duró este terremoto trece minutos casi, y de estos los seis en la violencia mayor.

Escribir las ruinas fuera largo, cuando apenas hubo casa que no padeciera detrimento, tanto mayor cuanto más robusta.

El convento de San Francisco perdió la clave de su arco toral; se bajó de alto abajo su Capilla mayor; se corrieron los tejados todos, y las celdas quedaron inhabitables casi.

La ermita de Nuestra Señora de la Soledad se arruinó del todo, dejando libres las Imágenes.

El fruto de la aceituna, único de este pueblo aunque daba esperanzas de colmado, después del terremoto, ha reconocido grande detrimento.

Después del mismo se han notado igualmente (aún en lo corto de este pueblo) muchos insultos aplopécticos [sic], males interiores y algunas otras enfermedades que ponen en cuidado a la Medicina.

Esto es sólo lo que por acá notamos.

Y, a vista de otros mayores estragos, no cesamos de dar gracias a la Majestad Divina que, por su Alta Providencia nos castigó con Misericordia.

Que es lo que podemos informar a V. S., en virtud de su carta, que recibimos con el expreso, y quedamos a su disposición con el mayor afecto.

Pedimos a la Majestad Divina prospere la vida de V. S. muchos años. Arxonilla y diciembre 30 de 1755 años.

Don Juan Matheo de Mora, Antonio Carrillo y Morales, Doctor Roque Ximenez de Morales, Don Pedro Pastor Serrano, Juan de Monte Garza, Don Rafael Ximenez, Don Bernardo Ximenez de Aguilar y Carbajal

Señor Don Juan Joseph de Melgar Barrio. Gobernador de la villa de Martos, quien la remitió el 6-I-1756.

Destacamos, de entre la descripción de los efectos del terremoto, el grave perjuicio que causó en el Convento franciscano de Santa Rosa de Viterbo, cuya fábrica era de factura reciente, apenas en los inicios del siglo XVIII había concluido la misma (hacia 1715), y sin embargo el temblor causó graves daños (arco toral o fajón de la cúpula de la capilla mayor, celdas de los frailes, tejados). 

Asimismo, el documento nos aporta un dato de interés: Respecto de la ermita de la Soledad, conocíamos la nueva factura de la cubierta en el siglo XIX, quizá más tardía respecto del acontecimiento del terremoto, por un documento epigráfico bajo el alero del muro Sur. Esta inscripción data de la segunda mitad del siglo XIX. La fábrica que conocemos hoy como ermita de la Soledad, es producto en su exterior e interior de los efectos del terremoto, (contrafuertes del muro Norte, portada de ladrillo del siglo XVIII, arcos fajones en el interior), elementos arquitectócnicos que distan cronológicamente de un edificio que ya existía en el siglo XV. 

Para las gentes del Arjonilla de mediados del siglo XVIII, podríamos hacernos una idea lo que supuso este acontecimiento, mediante la descripción de las patologías descritas en el documento, sin dudas avaladas con la firma del Doctor D. Roque Jiménez de Morales, entre los que describieron cómo se vivió el terremoto más recordados por los anales de la Edad Moderna.

NOTAS:
(1) “Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755). José Manuel Martínez Solares. Ministerio de Fomento. Dirección general del Instituto Geográfico Nacional. Monografía num. 19 Madrid 2001