Ildefonso Rueda Jándula
El día de Todos los Santos, 1 de Noviembre de 1755, sobre la hora de Misa mayor, ocurrió el conocidísimo terremoto “de Lisboa”, con víctimas en Portugal, España y Norte de África y cuantiosos daños materiales. Este importante suceso dio lugar a numerosos escritos y publicaciones, poemas, sermones y ensayos filosóficos y científicos sobre la repercusión en la mentalidad de las gentes.
El epicentro del terremoto estuvo en el Océano Atlántico, a varios cientos de kilómetros del Cabo San Vicente, si bien por los mayores daños a causa sobre todo, del incendio que se generó, este gran seísimo vino a denominarse “terremoto de Lisboa”l El rey de España, Fernando VI, que había percibido el temblor en el Monasterio de San Lorenzo del Escorial y que se desplazó inmediatamente a Madrid, ordenó llevar a cabo una información de todo lo acontecido en España a causa del terremoto. Los datos se canalizaron mediante una encuesta que dirigía el Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, cargo que ostentaba a la sazón, el Obispo de Cartagena, a todos los pueblos, con las siguientes preguntas: